Café Español es uno de esos recónditos tesoros ubicados en el West Village: abrió sus puertas en el 172 de la calle Bleecker en 1976 y no se ha movido desde entonces. Originariamente se inauguró como un pequeño comedor de comida española y mejicana (albergaba alrededor de 60 comensales) y era propiedad de dos gallegos, Andrés Seves (al mando de la cocina) y Sebastián Fernández (administrador). Perteneció a estos mismos propietarios hasta el año 2003, en que Andrés decidió vender su parte a Rosendo Fernández. Rosendo, que empezó como lavaplatos en edad escolar, eventualmente ascendió a camarero y, al surgir esta oportunidad, terminó convirtiéndose en propietario.
Hoy en día Café Español tiene capacidad para dar de comer a 200 personas y es muy conocido por su paella, langosta, variedad de tapas y sangría. La entrada al local es verdaderamente acogedora: un rústico bar de madera y, al fondo, un colorista mural reminiscente del paisaje español. El establecimiento también cuenta con un patio interior con fuente que es posible alquilar en ocasiones especiales. Además, el restaurante tiene un establecimiento gemelo, con el mismo nombre, en la calle Carmine. La diversidad de clientes de Café Español es el mejor reflejo de su buen nombre: turistas de todas las nacionalidades, jóvenes estudiantes de NYU e incluso el presidente de la Universidad de Columbia son rostros recurrentes en ambos locales.