En una ciudad vertiginosa como Nueva York, donde a diario nacen y mueren cientos de negocios, no es fácil encontrar un restaurante que haya permanecido abierto durante décadas sin perder su encanto original. Tío Pepe, ubicado en la calle West 4th 168 entre la Sexta y Séptima Avenida, es una de estas raras excepciones.
Tío Pepe abrió sus puertas en Greenwich Village en 1970. Combina la cocina mejicana y la española; la paella y el guacamole conviven armoniosamente pese a que muchos clientes habituales aseguran que el comedor es, ante todo, español. De hecho, el local se inauguró con la idea de ofrecer comidas españolas únicamente.
En 1972, tras un viaje de los propietarios a Méjico, la carta se amplió con una selección del país. “A la gente parecía gustarle, así que decidimos añadir algunos platos mejicanos a pesar de que somos devotos del sabor español”, explica Jimmy (Geminiano) Sanz, propietario del local. Jimmy y su esposa Rocío nacieron en Zamora (España) y suelen regresar a su tierra por vacaciones para mantener el contacto con los sabores tradicionales de la Península Ibérica.
El indiscutible carácter español de Tío Pepe no se limita a su comida, también forma parte de la acogedora estancia. Sus paredes están repletas de cuadros que recrean el paisaje castellano; algunas de ellas, decoradas con arte cerámico –azul y blanco, como es tradicional en España-. Las mesas incorporan remates marroquíes y la iluminación se cuida con candelabros de hierro forjado.